Universidad Peruana Los Andes presentó al historiador político Daniel Parodi en Cátedra UPLA
- Daniel Parodi Revoredo, reconocido historiador, analista político y docente universitario nos acompañó en la tercera edición de Cátedra UPLA.
- El programa Cátedra UPLA, respaldado con el Sello Bicentenario, se desarrollará hasta el 27 de julio de 2021.
El viernes 23 de abril, la Universidad Peruana Los Andes desarrolló la tercera edición del programa Cátedra UPLA con la conferencia ‘Hibridación republicana. El bicentenario y la cultura política peruana en los siglos XIX y XXI’ a cargo del Dr. Daniel Parodi Revoredo, reconocido historiador, analista político y docente universitario; contando con la presencia y agradecimiento de la Lic. Ana María Terrazos Cajahuanca, en representación del Dr. Severo Calderón Samaniego, director de la Oficina de Bienestar Universitario – Sección Cultura de la UPLA.
“En primer lugar, quiero señalar que para mí es un gran honor estar aquí, en Huancayo, en la Universidad Peruana Los Andes; acompañándolos para compartir unas reflexiones con ustedes”, son las palabras con las que inicia el Dr. Parodi. “Mi trajín de historiador me ha llevado mucho por el camino de los ensayos, ‘Hibridación republicana’ es uno de ellos, donde no solo se manifiesta el historiador, sino el ensayista y analista político”.
Esta exposición abordó, desde la política comparada, una mirada al siglo XIX y XXI; no sin antes responder a la cuestión: ¿Cómo los historiadores están usando el concepto de cultura política desde los años 70s y 80s (donde se pusieron en boga)? Para el conferencista, lo primero sería diferenciar lo político de la política y, citando a Pierre Rosanvallon, “(…) la política remite a la competencia por el poder, la acción gubernativa del Estado y al funcionamiento de las instituciones. Lo político se entiende como un ‘lugar’ donde se entrelazan los múltiples hilos de la vida de los hombres y las mujeres, aquello que brinda un marco tanto a sus discursos como a sus acciones”; además, delimita la definición de cultura política, sosteniendo que es “una esfera cultural, compuesta de valores, creencias y actitudes que son compartidos por los miembros de un grupo humano”, citando a Miguel Ángel Cabrera. Para, finalmente, cerrar esta parte con la metapregunta: ¿Cómo se ha relacionado la sociedad con el Estado? Cuya respuesta nos habla de los puentes establecidos para comunicarse y relacionarse, y que, con el tiempo, han generado costumbres, a veces instituciones no institucionalizadas, “los códigos y leyes que no han sido escritos, pero que se cumplen al pie de la letra”, como le diría Hugo Neira.
Luego de haber delimitado algunas definiciones, el historiador nos comparte las preguntas iniciales de su tesis: ¿Hasta qué punto somos ya la república liberal que proyectaron los padres fundadores de la Independencia? ¿Debimos ser una república liberal? Y, citando nuevamente al Dr. Neira, nos explica que “al momento de fundar la república, nos olvidamos de hacer una pregunta fundamental: qué tipo de república íbamos a hacer acá. Creímos que ser república era sencillamente no tener rey y que el debate ya estaba zanjado”. Y, sin dejar de lado su mirada de analista político, nos comenta que transportamos este modelo “calcado de otras realidades” aquí y lo aplicamos a una sociedad que no tuvo revolución social, produciéndose “un divorcio entre la costumbre y la ley, (…) ese viejísimo divorcio que explica la segunda vuelta que vamos a tener en siete semanas (…): un representante del Perú clientelista y uno del Perú andino, conservador al mismo tiempo que radical; (…) un divorcio que comienza en donde no construimos un contrato social, como dice Rousseau, que concilie los diferentes actores y sectores sociales, étnicos, culturales de esa república naciente y que seguimos pagando hasta el día de hoy”.
Continuando con su presentación, Daniel Parodi nos indica cuál es la hipótesis de su trabajo, “la cultura política peruana del siglo XIX se habría construido de la hibridación entre el periodo republicano y liberal adquirido y las costumbres políticas previas de relacionamiento de la sociedad con el Estado en el periodo colonial como el corporativismo, el patrimonialismo y el clientelismo” y que, luego del intento de modernización del Estado del siglo XX, mediado por las organizaciones de base y los partidos políticos, sucumbe el 5 de abril de 1992, donde “se instaura el neopopulismo y se restituye la misma hibridación republicana sin el corporativismo que desaparece, restableciendo el clientelismo, patrimonialismo, caudillismo, populismo, impulsados por los medios de comunicación de masas”.
Dando paso al desarrollo de su exposición, estructurada en tres partes, nos comenta:
1° PARTE: Los primeros cincuenta años, entre 1825 y 1872, dan inicio a la hibridación y centralización: “Hay un proyecto de Estado, un proyecto político, pero que no atiende el devenir de una hibridación política republicana”. Lo que más resalta del periodo es la PAX CASTILLISTA, fundada en el corporativismo, las redes clientelares y el patrimonialismo (corrupción); “Castilla logra la paz ‘aceitando’ estas redes, a los díscolos de poder provincial y élites más poderosas con el dinero del guano (…) en una cadena de dones y contradones, donde tenía contento a todo el mundo. El golpe de Balta y Piérola, del contrato Dreyfus y la construcción del ferrocarril del sur es quizás la reacción de aquellos que no tuvieron su parte del pastel”.
2° PARTE: La Primera República Democrática en 1956, “aunque nadie lo crea, fue un año de paz porque se pusieron de acuerdo Prado y Haya De la Torre, terminó la persecución contra el APRA y el partido comunista, se abrió la pequeña democracia de 1962 a 1968, que colapsa con el golpe de Velasco Alvarado. (…) En 1978, cuando se van los militares, tenemos una Asamblea Constituyente con una división tripartita: izquierda marxista, centro izquierda y una derecha. Los partidos comenzaron a ser el nexo entre el Estado y el pueblo, además de las organizaciones sociales que ‘de carambola’ organiza Velasco a través del SINAMOS – Sistema Nacional de Movilización Nacional (…). Sin embargo, la primera república no pudo soportar la deuda externa, el fracaso de las políticas de CEPAL (…), convivir con 150 empresas estatales en quiebra (…), con la violencia subversiva acabando con la infraestructura de un Estado precario y ahuyentando la poca inversión que se hubiese animado a venir al país en esas circunstancias. (…) Y, ¿Cuál es la gran contradicción? Cuando por fin nace una república democrática basada en partidos políticos, a nadie le importa porque millones de peruanos está luchando por obtener servicios básicos”, momento propicio para la llegada de un outsider.
3° PARTE: El retorno a las redes con el neopopulismo autoritario a fines del segundo milenio. “Ramón Castilla era un gran titiritero, Fujimori hace lo mismo; establece redes de clientelas por todo el país: regalando terrenos, supervisando que se terminen las obras, entre otras acciones que realizaba personalmente, ‘puro clientelismo adecuado al siglo XXI’. (…) Cuando Ramón Castilla deja el poder el año 62 y muere el 70, las redes se separan del Estado y el país se refeudaliza, Fujimori se va y Toledo aprueba una Ley de Regionalización que crea un Gobierno Regional por cada departamento sin una dimensión nacional que dotase a las regiones de los cuadros especializados para hacerse cargo de los gobiernos (…), el Perú se refeudaliza y el Estado se retrae”.
Entonces, luego de 20 años, tenemos redes, pero no Estado; no existe la descentralización, la refeudalización, sí; y “no pensar en nuestro contrato social republicano desde nuestras bases conduciría a la salida autoritaria una vez más”.
Para finalizar, como maestro universitario, nos interpela: “Estudien mucho, esfuércense mucho. Si ustedes ven, hay una patria que espera que ustedes la saquen adelante y tienen un rol que cumplir para el país y para la historia”.
LECCIONES:
La conferencia del Dr. Daniel Parodi y las respuestas a las preguntas formuladas por la comunidad estudiantil, nos dejan estas tres lecciones:
- “La corrupción es como una costra y mientras no saquemos esa costra, no hay desarrollo posible; mientras nuestras clases económicas y políticas estén conformes y no tengan intención de hacer algo frente a ello, no lo habrá”.
- ”Reconozco que mi tesis es discutible, es también el periodo de mayor crisis económica, política, social de la historia del país; sin embargo, sostengo que no ha habido otra época en la historia del Perú en donde las expectativas y la participación popular se halla canalizado entre partidos políticos, organizaciones populares y de movimientos sociales”.
- “En estas elecciones, el hecho de que la población no se haya decantado hasta el final por ningún candidato y los hayamos tenido máximo al 10% (…), lo que expresa es que la ciudadanía sí tenía posición política, pero de rechazo general a la clase política tradicional en su conjunto (…). No somos muchedumbres sin opinión, somos una nación indignada con su clase política, con lo que ha visto en los últimos cinco años y no sé si la posición que se está tomando sea la mejor, nadie lo sabe, pero la oferta política cotidiana no ofrecía grandes garantías”.